Congresista Yonhy Lescano Ancieta, Perú
El foro de la Cumbre de las Américas frecuentemente deja en los pueblos una sensación de frustración, porque más allá de los consabidos discursos, pomposas sesiones y encendidas declaraciones conjuntas, se avanza poco en el bienestar de las grandes mayorías.
La Quinta Cumbre que se realizará en abril próximo en la ciudad de Puerto España, asentada en la bella isla caribeña de Trinidad y Tobago representa una vez más la esperanza de poder concretar acuerdos que todos los gobiernos latinoamericanos contribuyan a ejecutar, especialmente aquellos que deben fungir como locomotoras por su posición de liderazgo continental, mayor desarrollo o riqueza.
Los tres temas centrales de la Cumbre son auténticos desafíos colectivos : La prosperidad humana, la seguridad energética y la sustentabilidad ambiental. De hecho, estos dos últimos, son presupuestos del primero, ya que sin fuentes de energía suficientes y sin ecosistemas sanos, es difícil que el crecimiento de los países sea viable en el largo plazo.
Los parlamentos latinoamericanos pueden jugar un rol central en la aprobación de políticas y medidas públicas que promuevan la generación de riqueza y su redistribución para la inclusión social. Pero son los gobiernos los encargados de ejecutar estas políticas y medidas. Y lo que se constata en nuestros países, es que las administraciones estatales tienen aún una cobertura mínima de las necesidades de los pueblos : El agua potable, la electricidad, los teléfonos, las carreteras, los servicios de salud y educación son deficitarios.En este contexto es indispensable que los Parlamentos tengan un trabajo adicional al de simplemente legislar y fiscalizar. La presión de las justas demandas populares ha convertido a los congresistas en gran medida en gestores de obras y servicios públicos. En otras palabras, frecuentemente la única vía para que avancen y se concreten los grandes o pequeños proyectos de inversión en cualquier región del país es que los parlamentarios de esa región se interesen directamente y tengan a raya a los burócratas a veces muy proclives a la inercia, la indolencia o la desidia.
Estos esfuerzos son muy valorados por la población porque contribuyen a su bienestar, pero es necesario institucionalizarlos. Por esta razón hemos presentado un Proyecto de Ley en el Congreso del Perú para que los parlamentarios periódicamente sesionen en las jurisdicciones que los eligieron junto a sus autoridades regionales, alcaldes y gremios sociales, y no se limiten a debatir en la sede del Congreso que se ubica en la capital de la República. Esto producirá un mayor acercamiento entre el parlamentario y sus electores, y una mejor coordinación para enfrentar en conjunto los problemas y necesidades de la región.
Una segunda medida para acercar el Congreso al pueblo ha sido la instalación de módulos de atención al público en la sede del Parlamento para solucionar los reclamos ciudadanos. Por lo pronto, ya funcionan hace varios años los módulos de defensa del consumidor, y de la mujer, del niño, del adolescente, de los discapacitados y contra los actos de discriminación.
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