El foro de la Cumbre de las Américas frecuentemente deja en los pueblos una sensación de frustración, porque más allá de los consabidos discursos, pomposas sesiones y encendidas declaraciones conjuntas, se avanza poco en el bienestar de las grandes mayorías.
La Quinta Cumbre que se realizará en abril próximo en la ciudad de Puerto España, asentada en la bella isla caribeña de Trinidad y Tobago representa una vez más la esperanza de poder concretar acuerdos que todos los gobiernos latinoamericanos contribuyan a ejecutar, especialmente aquellos que deben fungir como locomotoras por su posición de liderazgo continental, mayor desarrollo o riqueza.